En el centro de la composición, destaca un diamante de color azul brillante, con múltiples líneas y trazos multicolores que lo atraviesan en distintas direcciones. Estos trazos, de colores vibrantes como el verde, rojo, morado y naranja, parecen superponerse y entrelazarse, creando una sensación de movimiento continuo y energía. Las líneas curvas y rectas se combinan para generar una sensación de caos controlado, donde cada trazo parece tener su propio recorrido y propósito dentro de la composición.

El fondo es un negro sólido, lo que resalta los colores vivos y brillantes de las formas geométricas y trazos, dándole profundidad a la obra. A la derecha de la composición, hay una secuencia de cuadrados delineados en colores verde y azul, que sugieren una progresión hacia el futuro o una expansión del espacio visual hacia ese lado del lienzo.

La disposición de los elementos en la obra, así como la elección de colores y formas, transmite un equilibrio entre lo geométrico y lo gestual, lo estructurado y lo libre. Es una composición que mezcla la precisión matemática de los cuadrados y líneas geométricas con la espontaneidad y libertad de los trazos que atraviesan la imagen.

La serigrafía refleja un interés en la abstracción y la interacción de formas y colores dentro de un espacio definido, característico del trabajo de Sakai, quien a menudo explora la relación entre la música, el color y el movimiento visual.