Descripción

En el centro de la composición destaca una estructura geométrica, aparentemente un cubo o prisma tridimensional, que parece flotar en el espacio. Este cubo está pintado con tonos intensos de naranja y amarillo, bordeado por líneas oscuras que le dan definición y lo separan de los elementos circundantes. La estructura emana energía, con espirales y líneas curvas a su alrededor que sugieren movimiento y dinamismo.

A su alrededor, la obra presenta una serie de formas y símbolos abstractos que parecen aludir a objetos o figuras, pero se mantienen en un plano de ambigüedad, lo que deja espacio para la interpretación del espectador. Algunas líneas parecen formar rostros o figuras humanas simplificadas, como el dibujo en la parte inferior izquierda que sugiere un perfil humano dentro de un marco o cuadrado, mientras que otras se desvanecen en el fondo.

El fondo está lleno de texturas y detalles sutiles, creados mediante la técnica mixta, que da la sensación de que los elementos están en constante interacción. Los tonos oscuros en la parte superior sugieren un contraste con las áreas más brillantes y cálidas de la parte inferior, creando una sensación de profundidad espacial y un juego de luces y sombras.

El uso de trazos gestuales y manchas de color, junto con las formas geométricas, aporta un equilibrio entre lo estructurado y lo espontáneo. En conjunto, la obra parece explorar temas como la transformación, el espacio y el movimiento, con un enfoque en la interacción de las formas geométricas y las figuras orgánicas.

La firma del artista y la fecha de 1991 aparecen en la parte inferior derecha, lo que completa la obra con un toque personal del autor. Esta pieza es una representación vibrante y enérgica del estilo abstracto de Pepe Maya.